Una vez mas busco expresarme con escritura, quizás en algo tenga que ver la necesidad de dejar la huella,
para que aún en la distancia efímera de nuestros cuerpos puedas tenerme cerca
Y sentirme en las palabras mudas,
esta vez más calmo y aunque sin certezas (ya no las busco) con la seguridad de haber dejado al descubierto mi ser ante ti,
por tu parte has calado en la profundidad de mis sentires para dejar ya una huella indeleble que me lleva al agradecimiento constante a ese universo más nuestro cada día,
por la dicha de haber cruzado los caminos de las almas y haber podido colar la mía en la tuya y viceversa,
eso más pero mucho más allá de la permanecía nos une con un hilo infinito
y nos vuelve a unir en un solo ser celestial;
La compenetración hoy denota tanta espontaneidad que no nos permite incluso alejarnos de alma.
No todo está en ello, también las miradas compartidas, el roce sutil de estas manos que disfrutamos encontrar una a otra,
Los besos furtivos que nos regalamos y la llama corpórea que alimentamos haciéndonos y recordándonos en la versión humana tan necesaria en el amar;
contigo aprendo a amar una vez mas y al hacerlo me despojo del deseo personal para en lo posible ser dador agradecido por la dicha de estar rebosado de este hermoso sentimiento.
Te aseguro que este regalo en nuestras manos permanecerá en el tiempo sin fin, sin ataduras, sin exigencias, aunque no sin deseos;
porque nuestros deseos se encuentran en dirección al otro y expresan lo que en el otro se carece y así terminan por ser nuevamente amar.
Que tanto mas puedo decirte que no conozcas; te he dejado mi alma en transparencia absoluta y has sabido apreciarla;
he recitado mi pasión en la pluma y hasta a viva voz; has tomado esa pasión temerosa en tus manos, para convertirla en el sagrado fuego de los cuerpos en danza de entrega;
y finalmente has abierto una rendija para dejarme pasar sutil y lentamente hasta mostrarme tu propia desnudez.
Con certeza para ti, Vida.
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